El enojo nos da una sensación falsa de control. Crea un escudo protector contra lo que percibimos como una amenaza a nuestra seguridad personal, mental, o emocional. Sin embargo, el enojo destruye nuestro bienestar pues es una máscara que cubre sentimientos más profundos que no se han resuelto.
El cerebro y el enojo.
Durante un episodio de ira, el cerebro produce norepinefrina, una hormona de estrés que funciona como analgésico, la cual produce epinefrina, otra hormona muy parecida a la droga de la anfetamina que nos da energía inmediata. Es por eso que cuando una persona tiene ira siente una descarga de adrenalina. Estas reacciones químicas producidas durante un episodio de ira pueden ser adictivas lo que en ocasiones hace difícil para algunas personas controlarla.
El enojo y las relaciones humanas.
La ira y el enojo puede ser una forma “segura” de relacionarse con los demás ya que crea cierta distancia. Si nuestros padres fueron distantes o nos descuidaron de niños, es posible que hayamos aprendido a distanciarnos de las personas y de adultos usemos el enojo como forma de proteger nuestros sentimientos.
Causas comunes del enojo.
Algunas causas más comunes del enojo o la ira en las personas es sentirse ignorado, rechazado, sin control o poder sobre los demás, devaluado, acusado, o culpable. Cuando algo o alguien nos lastima, es fácil criticar y juzgar las acciones de los demás como una forma de confortarnos a nosotros mismos.
¿Qué podemos hacer cuando la ira nos invade?
Recuerda que tu cerebro reacciona así para protegerte. Una forma positiva de manejar la ira es conectando con tu ser interno y permanecer en un balance emocional y mental sin importar lo que pase alrededor. Mantener ese balance interno es más importante que ganar una batalla o imponer tu punto de vista con los demás. Trabaja en ti mismo, dedícate a ser mejor, toma un paseo por el parque, lee ese libro que siempre quisiste leer, viaja, o aléjate de las personas que te sacan de tu balance.
Cuando estamos mentalmente sanos tenemos los recursos necesarios para confortarnos a nosotros mismos. El balance mental y emocional nos ayuda a aceptar nuestros errores sin sentirnos culpables o avergonzados lo cual también puede desatar sentimientos de ira, frustración o rencor.